Metafísica

jueves, 18 de febrero de 2016

EL APORTE DE KAROL WOJTYLA A LA ETICA


Según Scheler las emociones poseen carácter intencional porque nos ponen en contacto con sus objetivos propios, es decir, con los valores. De este modo decía que las emociones no pueden estar sujetas a ninguna norma, porque no se puede obligar a sentirlas, aparecen en el sujeto de modo totalmente espontáneo (Cfr. BURGOS, J. M., la filosofía personalista de Karol Wojtyla, 18.). En la percepción de Scheler en la esencia  de la moralidad, el acto está presente.  

     «Aunque esté presente exclusivamente como una experiencia de la intencionalidad, como                             un acto intencional dirigido a un valor “material” particular»( WOJTYLA, KAROL, El hombre y su destino, 162.).

Aquí se pone de manifiesto que Scheler llegó al convencimiento de que en el campo de la experiencia moral  no hay sitio para la normatividad.
     Wojtyla por su parte, comprende una nueva visión y concepción de la ética que tendrá como característica conjugar el ámbito normativo y empírico. La acción será para Wojtyla como una ventana, que le lleva hacia la acción intencional, y no en el sentido de la realización de la potencialidad  interna de la persona, empero Wojtyla está plenamente de acuerdo con la idea del acto intencional, pero al mismo tiempo está convencido de que en el campo de la ética, el acto de la persona no puede estar limitado al acto intencional. El acto ético implica a toda la persona, pero sobre todo a lo que constituye el núcleo de su personalidad, es decir, su razón y su voluntad. La valoración más importante de Wojtyla en la ética es darle importancia a la razón y a la voluntad, porque la inteligencia no tendría un uso práctico, sino fuera por la voluntad, por ende al separar la voluntad de la razón no habría armonía.

       La independencia interna del ego en relación con los objetos intencionales de volición (es           decir, el valor-fin) queda justificada por la autodependencia. Así, cualquier interpretación            de la libre voluntad para estar en conformidad con la realidad, debe fundarse en el autodeterminismo del hombre, en vez de flotar en el aire insistiendo solamente en el    indeterminismo (WOJTYLA, KAROL, Persona y Acción, 141.)


    De esta manera lo que para Kant era autonomía como independencia de la razón práctica, Wojtyla lo sustituye por autoindependencia. El error de Scheler es solo descubrir que la emoción  me presenta un valor, pero no tomó en cuenta de que la emoción no me dice qué actitud práctica debo asumir al respecto. ¿Cuál es entonces, el criterio que regula nuestras elecciones? El análisis de la experiencia moral muestra que nuestras decisiones no son tomadas en base a la fuerza emotiva del valor, sino en base a la verdad del valor. Me siento obligado a elegir un valor en cuanto lo reconozco como verdadero (Cfr. BURGOS, J. M., la filosofía personalista de Karol Wojtyla, 21.) Según Wojtyla, encontramos precisamente aquí el lugar donde se origina la normatividad de la ética. La verdad con la que me confronto, la verdad que veo y reconozco como tal me obliga en conciencia. El valor me obliga, pero solo cuando y en cuanto lo reconozco como verdadero. Sin este momento normativo de la verdad no podemos describir adecuadamente la experiencia moral.

Autor: Diego Nicolas Chicajau Petzey.

1 comentario:

  1. Fuerza emotiva del valor o la verdad del valor, sin duda alguna que Wojtyla apuntó a la segunda, subrayando la autodeterminación de la persona humana en una acción moral, donde prevalece la verdad del valor, la cual encierra per se una cierta normatividad.

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