Metafísica

jueves, 18 de febrero de 2016

LA PRUDENCIA

«La virtud de la prudencia un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello que decidirá el hombre prudente, (…) la prudencia un modo de ser racional verdadero y practico respecto de lo que es bueno o malo para el hombre». (Aristóteles, Ética Nicómaco, libro, II, cap., 6, 1106b-35, y libro VI, 1140b-3)

La prudencia, como hemos dicho, una luz que ilumina a las otras virtudes y que regula su recto actuar de las mismas, pero en sí la prudencia no es el recto conocer o un conocimiento previo de un acto, sino dirigir el recto obrar, por  lo tanto, su acto principal no es el juicio sobre de lo que se ha de hacer, sino como la auriga que guía las demás potencias o virtudes, el cuándo, cómo se ha de realizar un acto.

La prudencia, como cita Aristóteles, es selectivo, es decir, la elección recta, la decisión de hacer lo que aquí y ahora es preciso para comportarse bien, el aquí y el ahora es la acción práctica de la prudencia, el saber actual y hacer lo conveniente. Es un término medio relativo a nosotros, es decir, la prudencia no debe de ser lo mismo de una persona con otra. Para concretizar diré que si dos personas, Gerson y Walter, Gerson al almorzar comer 10 patatas es mucho y comer 2 es poco, por tanto para ser prudente debe de comer 6. Si para Walter comer 15 patatas es mucho y comer 6 es poco, entonces para ser prudente debe de comer 10. El término medio debe determinarse por la razón y por aquello que decidirá cada persona prudente de sí mismo.
La prudencia no puede existir si la persona ni quiere antes ser virtuoso, por lo tanto, supone la voluntad. La prudencia es el marco de todas las virtudes, pues si ella no se podría llevar a la práctica, aun teniendo la buena voluntad.

«A la prudencia atañe la aplicación de la recta razón a obrar, cosa que no se hace sin la rectificación de la voluntad. De ahí que la prudencia tiene no solamente la esencia de la virtud como las demás virtudes intelectuales, sino también la noción de la virtud propia de las virtudes morales entre las cuales se encuentran». (Santo Tomás de Aquino S, T. q47, a. 4. III. Parte, II-II)

La prudencia es una virtud teórica y práctica, una virtud que nos adquiere un conocimiento de la acción, es decir, conocer la acción, y termina actuando la acción, lo teórico de esta acción está en que el sujeto de la acción tiene un conocimiento previo del acto, por tanto el sujeto o la persona tiene esa capacidad de prever y prevenir una acción para el bien de la misma persona. La prudencia nos desvela, nos provee el contenido, el conocimiento, de un acto pensado. La prudencia es la luz que el sujeto posee antes de actuar, antes de realizar una acción y ésa luz es la que le hace a una persona actuar en el momento oportuno.
Por ser teórica la prudencia regula, ilumina las otras virtudes, y todas las virtudes deben pasarse por ella para que adquieran su formalidad.

Autor: Gilberto René Mutzutz Sitán.



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