Metafísica

sábado, 18 de octubre de 2014

EL PERSONALISMO COMUNITARIO DE EMMANUEL MOUNIER

     El término personalismo fue introducido por Charles Renouvier en 1903, para indicar una concepción filosófica, orientada a salvaguardar los derechos, la dignidad y el valor de la persona humana respecto del panteísmo de la filosofía idealista alemana y del naturalismo francés.

     Con la fundación de la revista Esprit en 1932, una de las revistas más influyentes de su época y que reunió a su alrededor importantes y reconocidos filósofos, Mounier iniciará no una ideología sino un nuevo pensamiento filosófico al que denominará personalismo comunitario, ya que para él la persona no se realiza sino en una comunidad. El personalismo huye tanto del materialismo que reduce al hombre a solo cuerpo, como de la angelización de la persona humana. En el Manifiesto al servicio del personalismo Mounier propone la siguiente descripción de persona: 
     <<una  persona es un ser espiritual constituido como tal por su forma de subsistencia y de independencia en el ser; mantiene esta subsistencia por su adhesión a una jerarquía de valores, libremente adoptados, asimilados y vividos por medio de un empeño responsable y de una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla, además, por medio de actos creativos, la singularidad de su vocación.>>
     La subsistencia e independencia por lo tanto son dos características estructurales propias de la persona, pero la persona también es un proyecto ético, es un hacerse para el que se necesita esfuerzo y para que esto se logre se necesita de tres dimensiones fundamentales para lograr el desarrollo hombre. A estas dimensiones le corresponden respectivamente ciertas actitudes existenciales que garantizan su progreso y son: la vocación, la encarnación y la comunión. La vocación es lo que da un sentido unificador a la vida, con la que se descubre el lugar y la misión en el mundo, pero para lograrlo el hombre necesita meditar. La encarnación nos da la conciencia de sentirnos parte de un mundo en el que no estamos solos sino que también nos relacionamos con nuestros semejantes y por el que adquirimos el compromiso de asumir los problemas del mundo. La comunión que es la última de las dimensiones, es la que otorga la dimensión social a la persona, porque solo dándose a los demás la persona se encuentra a sí mismo, y como actitud a adquirir está el desprendimiento de sí, con el que se llega a la perfección de la comunión que es el amor. 

     Ya en el desarrollo de estas dimensiones de la persona nos damos cuenta que la persona humana es un ser eminentemente social, por lo que Mounier también distingue la sociedad de una comunidad, la sociedad para él es una agrupación de personas en la que aún no se da una auténtica personalización de relaciones sociales, es el lugar propio de los individuos que viven egoístamente sin sentirse comprometidos ni con su prójimo ni con su ambiente, en una comunidad en cambio si se da una auténtica personalización porque las relaciones interpersonales del yo y el tú forman un nosotros, sólo una comunidad puede darle a la persona la posibilidad de encontrarse y conocerse a sí mismo.

     Boecio en la edad media había definido la persona como sustancia individual de naturaleza racional, si bien es cierto que es una definición válida, esta definición es aún corta y simple. Cabe recordar que Mounier no define a la persona sólo la describe, porque para él definir a la persona es encerrarla en unos conceptos vacíos que no expresan del todo lo que la persona es, porque ella no es objetivable. Será Mounier quién calificará a la persona como un ser libre y creativa y sobre todo uno de sus aportes es otorgarle a la persona su carácter social, de ahí que defina su doctrina como un personalismo comunitario ya que la persona alcanza su plenitud sólo dentro de una comunidad de personas que no lo limitan sino que le permite desarrollar todas sus capacidades y potencialidades. Pero una  comunidad personalista con el ambiente propicio para la realización de la persona está aún lejos de ser una realidad y para alcanzarla es necesario construirla todos juntos, ya que para él el estado debe ser para el hombre y no el hombre para el estado por lo que se dedicará a escribir muchos textos sobre cuestiones sociales, políticas y económicas, con las que pretende que sean las bases de esa futura comunidad en el que la prioridad es la persona humana.

    Admite también varias clases de personalismo, como el personalismo agnóstico, socialista y cristiano, con tal de que acepten el primado de la persona humana a cualquier otro elemento y que estos se subordinen a ella y no a la inversa. Sin embargo lo ideal será el personalismo cristiano ya que sólo el cristianismo aporta una noción única de persona, al otorgarle un valor que ninguna de las anteriores le concede, como al enseñar que el Dios de los cristianos es un Dios personal, amoroso, que lo llama a su intimidad, que lo ha hecho participar de su ser y le hace participar de su divinidad, confiriéndole una trascendencia que niegan las ideologías totalitarias. Por consiguiente el personalismo comunitario es incompatible con el capitalismo, que da más valor al capital que a la persona, del marxismo admiró su lucha por la justicia, por los pobres, pero criticó su visión puramente material y su ateísmo, pregonando primeramente el cambio económico para llegar al cambio personal. Contra el moralismo dirá que buscaba la mejora de la sociedad con el cambio del hombre. Pero el mayor enemigo del personalismo es el individualismo, ya que la persona es un ser encarnado en el mundo y comprometido con sus semejantes y no un ser solitario.

     Emmanuel Mounier, filósofo católico, influenciado por Jaques Maritain, Gabriel Marcel, Berdiaeff entre otros filósofos, testigo de dos Guerras Mundiales entre otros problemas de su época, logra iniciar una filosofía que es muy actual, que se gloría de tener entre sus precursores a Sócrates, Pascal, Buber, etc. Y que hoy día cuenta con muchos seguidores y difusores, ya que rescata a la persona humana de las definiciones idealistas de muchos filósofos que se pierden en divagaciones poco prácticas y que como afirman muchos críticos, tales definiciones erróneas han originado ideologías y concepciones falsas sobre el hombre que han sido la causa de guerras, hambrunas y crisis económicas, todas ocasionadas por ideas erradas.
Por Mariano Tuy

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